Pienso, luego, existo. Sistema económico, luego, pienso.

Pienso, luego, existo. Sistema económico, luego, pienso.

Nieto Ramírez Fabian

Sumario           

Partiendo de la filosofía de Rene Descartes, el primer elemento para poder juzgar todo lo que se encuentra a nuestro alrededor es que yo exista y pueda pensar, después se debe hacer una apreciación de todo lo que nos rodea, pero ¿Qué nos rodea? Sociedades, ideologías, paredes, sistemas, todo lo visible al ojo humano y cognoscible para la capacidad humana. ¿Acaso una sociedad influye en mi forma de pensar? ¿Acaso un sistema económico determinara mis gustos y deseos? ¿Estaré condicionado a todo lo que me rodea? Con esta aplicación de mayéutica veo nacer incógnitas que más de un desvelado habrá compartido conmigo. Con ayuda de la filosofía, conocimientos previos y mucha curiosidad, abordare mis incógnitas.

 

Introducción

“Pero en seguida advertí que mientras de este modo quería pensar que todo era falso, era necesario que yo, quien lo pensaba, fuese algo. Y notando que esta verdad: yo pienso, por lo tanto soy era tan firme y cierta, que no podían quebrantarla ni las más extravagantes suposiciones de los escépticos, juzgué que podía admitirla, sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que estaba buscando.”[1]

Este conocido párrafo, parte importante de la historia de la filosofía, dicta una premisa pilar en la filosofía del conocimiento y es el reconocimiento del lugar que el sujeto ocupa, primordial para poder dar pie a un análisis mayor. El sujeto debe valerse de todo medio para poder analizar lo que le rodea, comprenderlo en cierta medida, abstraerlo e interactuar con él, pero ¿cómo saber cuando se esta apreciando mal? Nadie tiene la posibilidad de responder eso, y estoy seguro que de allí deviene el paradigma filosófico sobre la imposibilidad del conocimiento absoluto de una cosa. La invitación a admitir la capacidad cognitiva de cada uno de nosotros es una motivante a conocer el mundo. Dentro del planteamiento que se desprende del análisis anterior, se descubre una necesidad desesperante de coordinar los objetos que nos rodean, conceptualizarlos y dotarles de cualidades, mas limitarse a dividirles entre tangibles y no tangibles sería una barbaridad, pues en nada afecta esa situación la repercusión que tendrán en la vida de alguien. En este caso, un sistema económico sería un elemento intangible que nos encierra en una burbuja impenetrable que va a limitarnos y al mismo tiempo, dentro de ella, realizaremos todas nuestras actividades: incluyendo la mas privilegiada según Descartes: “pensar”.

Tenemos entre las manos un problema terrible: ante el planteamiento antes mencionado también vislumbramos que la totalidad del conocimiento es imposible, y no dicho en una manera metafórica en la que se es imposible abordar todas las ramas del conocimiento, sino dicho desde la cosa en particular, pues es imposible conocer un cubo en su totalidad al mismo tiempo, pues mientras se observa una cara, otra se encuentra al reverso. Podría parecer absurdo el planteamiento anterior, pero a Schrödinger y su gato no. Ante esa barrera, hay que elegir tomar el cuadro por una de sus caras y proceder a examinarla.

Valerse de un método tan peligroso como el que Descartes propone y seguir una línea psicológica es una actividad un tanto atrevida, pero no debemos olvidar que la capacidad de filosofar es intrínseca a nosotros, y con más razón, una vez que somos conscientes del nuevo limite de conocimiento. Ya decía el Filosofo soviético Antonio Gramsci: “Todos los hombres son filósofos”[2]

Desarrollo

¿Por qué un sistema económico es una burbuja impenetrable?

Primero habría que definir Sistema económico, y parafraseando a Ramos Espinosa es una forma de administrar bienes y servicios, así como el estudio de los diferentes agentes que intervienen en este proceso.[3] Sustrayendo el alma de esta idea, un sistema económico se convierte en una forma de producir y asegurar los satisfactores de determinada sociedad, misma que va a adoptar patrones de gustos en cuestión de la variedad de los satisfactores, y no solo gustos, también otros varios patrones de preferencias como la elección de formas y corrientes de pensamiento. En la historia moderna, especifíquese la historia del último siglo, fueron predominantes 2 sistemas económicos que se caracterizaron por coexistir e incluso contender por atraer adeptos a su corriente ideológica. Intrínseco a este planteamiento, la palabra “ideología” siempre se va a encontrar rodeada de elementos filosóficos, políticos, históricos, así como de creencias, y con ello una forma especifica de pensar y abstraer el mundo tal como René Descartes nos lo ha dicho al principio.

¿Cuál es la forma en la que el sistema socialista fundamenta su actuar al respecto de la forma de producción y consumo de bienes dentro de su sociedad?. Sin lugar a duda encontramos que la intervención del Estado para ellos es totalmente necesaria, por no decir vital. De ella se desprende la idea sobre la responsabilidad del estado de proveer satisfactores a su sociedad, este mismo principio intervencionista no permite que de otra forma ajena al Estado las personas se hagan de satisfactores complementarios, no solo dificultando el mercado de los mismos, sino acostumbrando a sus gobernados a que se les será proporcionado lo esencial para vivir. Otro principio rector de la ideología socialista sin duda es la creencia en la igualdad, (con el atrevimiento de decir creencias como forma de elegir una propuesta ideológica y no como un pecado de la ingenuidad) partiendo de un sentido de pertenencia con tintes nacionalistas, mismos que le darán consistencia y emotividad a una persona, acoplados a elementos antes mencionados. Dichos principios, desarrollan morales que se encargan de la valorización en torno a los objetos y sujetos que le rodean, la forma en la que estos llegan a ellos, la finalidad que van a tener: y sin darse cuenta, están creando normas morales. Demasiada evidencia histórica tenemos para poder comprobar las formas, costumbres y tradiciones con las que operó este sistema: Grandes desfiles inventariando capitales humanos y materiales, así como un exacerbado sentimiento y orgullo por la historia del país. Una vez mencionados pequeños elementos que componen este sistema económico, concluyo principalmente que el pensamiento de un ciudadano podría verse influenciado por la insistente actividad política que el Estado pudiera ejercer sobre su población, y que es exageradamente necesaria la idea de orgullo por la historia, así como por la nación en si. Personalmente, creo que estas ultimas ideas son pilares fundamentales de este sistema económico.

No está de más decir que actualmente, en México nos regimos por el sistema capitalista, mismo que ha predominó durante muchos años, en el cual mi generación ha crecido y se ha desarrollado. Es necesario ir a las entrañas del capitalismo si es que queremos forjarnos una noción del tipo de ideología en el que estamos inmersos y que podemos estar replicando sin el deseo de ello, o peor aún, simplemente sobreviviendo sin consecuencia aparente. También el capitalismo cuenta con rectores ideológicos que le permiten mantenerse, determinando la manera y forma en que se realizara la producción, distribución y valorización de los bienes en su sociedad. Primero, la creencia en el libre mercado, misma que conceptualiza y esquematiza Adam Smith con la mano invisible, que es la principal forma de representar la libertad que tiene la sociedad para hacerse de sus satisfactores, generarlos y poder vivir. Es este ajuste automático de precios en razón de la oferta y la demanda una representación del fenómeno económico cuando no se limita el mercado, aunque es bien sabido que ese ideal es el limite de la doctrina, en la realidad, un estado no puede dejar de intervenir y tener el control de un pilar social tan importante como la economía.

Aparte de este principio considero que existe uno más importante aún, y lo conocemos como la propiedad privada, sin este principio parecería una incongruencia hacerse de cosas si es que no se va a tener la seguridad de que las mismas sigan perteneciéndonos. El estado mexicano reconoce en el articulo 27 de la constitución federal este principio, aunque en este articulo también se traspasa la barrera de la doctrina, legitimándose con el poder de disponer de propiedad privada en beneficio del interés publico.

Una característica de este sistema económico es el consumo y acumulación de cosas, nos vamos a servir de Immanuel Wallerstein quien nos dice: “economía del capitalismo ha estado, pues, gobernada por el intento racional de maximizar la acumulación”.[4] Con el párrafo que nos regala este economista y en adición con los planteamientos anteriormente mencionados, podemos empezar a dilucidar respuesta a una de nuestras primeras preguntas. Es probable que un sistema económico, y su carga ideológica tengan una influencia considerable en la forma de pensar de un ciudadano y el único límite que parece poner a la libertad de pensamiento es de corte político y social, mas nunca coercitivo, pues nadie esta obligado a creer en las aparentes bondades del sistema económico en el que vivimos. La limitación también es el marco de sucesos en el que la cotidianidad se establecerá, siendo así, raro que una persona se deshaga sin miramientos de cosas con alto valor monetario, y de dudosa procedencia la mercancía que no represente un esfuerzo aparentemente proporcional con su valor monetario. Lo que es una realidad es que el sistema económico nos brinda referencias al valorizar satisfactores. Tengo el atrevimiento de decir que creamos un sistema de valorización moral que se extiende en círculos familiares y sociales a forma de crear costumbres.

Es la forma en la que conseguimos satisfactores y el esfuerzo que tenemos que realizar para conseguirlas, una referencia principal a la forma en que se le asignara un valor a las cosas, dejando de lado el valor sentimental, material, histórico o para la sociedad, pues en un egocentrismo en el que solo esperamos disfrutar el resultado de un desgaste realizado unilateralmente, pocas son las ocasiones en las que deseamos desprendernos de algo que por analogía nos pertenece para satisfacer a alguien más que en apariencia no se ha esforzado por ello. Este ultimo rasgo del egoísmo puede considerarse como una consecuencia de este sistema de valores.

Mencionado anteriormente, la asignación de valores va a dar pie a nuestro deseo de actuar o abstenernos de ello, repercutiendo en muchas áreas de nuestra vida personal y en sociedad. En este momento asignaré al psicólogo y filósofo Erich Fromm como el embajador encargado de desentrañar el daño que se ha sufrido, causa de está errónea valorización de los sentimientos y todo lo que se puede relacionar con la vida en pareja. En las primeras páginas de su obra El arte de amar Fromm enuncia que nos encontramos frente a un arte y no de una cualidad cuando hablamos de amor, creemos que nos encontramos ante un mercado: “De cualquier manera, la sensación de enamorarse solo se desarrolla con respecto a las mercaderías humanas que están dentro de nuestras posibilidades de intercambio. Quiero hacer un buen negocio; el objeto debe ser deseable desde el punto de vista de su valor social y, al mismo tiempo, debo resultarle deseable, teniendo en cuenta mis valores y potencialidades manifiestas y ocultas”. De ese modo, dos personas se enamoran cuando sienten que han encontrado el mejor objeto disponible en el mercado, dentro de los limites impuestos por los valores de intercambio.[5]

Según lo anterior, esta es la forma en la que operan las relaciones hoy en día.

Continuando con la exposición de Fromm y reforzando su argumento nos dice: “en realidad, lo que la mayoría de la gente de nuestra cultura equivale a digno de ser amado es en esencia una mezcla de popularidad y sex-appeal”.[6] El enfoque equivocado viene de la cosificación de las relaciones de pareja y no de abordar el amor como una cosa en si, eso es “el arte de amar”, y puntualiza: “la suposición de que el amor es un objeto y no una facultad que sustenta la actitud de que no hay nada que aprender sobre el amor en si”[7]

Me sirvo de la exposición del maestro Fromm para concluir que existe un daño en la sociedad, que es una realidad palpable cuando más de uno se pregunta: ¿Qué es el amor?

 

Conclusiones

Paralelo al pensamiento sobre los mecanismos de control que usa Foucault, no suena tan descabellado creer que nos encontramos ante una de estas formas de control, mas si lo es escuchar a  alguien afirmando que se le impuso un sistema que lo imposibilito para actuar. La capacidad de alinearse a una ideología no debe de involucrarse con la forma en la que nosotros podamos abstraer un fenómeno social, económico o cultural, debemos marcar un limite entre lo que sucede en el mundo y nuestro temple personal. Los pensamientos realista y utilitarista permanecen vigentes de forma inminente en nuestra sociedad, consecuencia de un esquema de valorización, que se ven materializados en el análisis del derecho económico y a varios otros elementos que parecen estar deshumanizados, mas no encuentro una razón por la cual satanizar a los mismos. Bastaría recordar la metáfora del cuarto de baño[8] para pensar que nos encontramos ante la maximización de recursos, y una alineación bruta de la conciencia en pro de sobrevivir, necesitando para ello el desarrollo de una conciencia en colectividad, sin estorbar los derechos de los otros.

No esta de más decir, que dentro de un darwinismo social, las personas se adaptaran y buscaran sobrevivir en su entorno; estén en un sistema intervencionista o de libre mercado, el modo de sobrevivir se va descubrir después de una necesidad.

[1] Descartes, René Discurso del método. Madrid, Gredos, 2011, p. 118

[2] FILOSOFIA EM (2013). Todos os homens sao “filósofos” Recuperado el 17 de septiembre de 2016 de http://www.filosofia-em-destaque.com.br/news/todos-os-homens-s%C3%A3o-%E2%80%9Cfilosofos%E2%80%9D/

[3] Ramos Espinosa, Ignacio, Introducción a la teoría económica. México, Porrúa, 2010, p.55

[4] Wallerstein, Immanuel, El capitalismo histórico. Madrid, Siglo XXI, 1988, p.15

[5] Fromm Erich, El arte de amar. México, Piados, 2015, p.16

[6]  Fromm Erich, El arte de amar. México, Piados, 2015, p.13

[7] Ibídem

[8] Esta anécdota la relata Isaac Asimov En una entrevista (http://www-tc.pbs.org/moyers/faithandreason/print/pdfs/woi%20asimov1.pdf) En la que responde a una cuestión sobre la dignidad humana. En la siguiente fuente se encuentra una traducción y explicación de la anécdota: La metáfora del cuarto de baño (2009) Recuperado el 27 de septiembre de 2006 https://www.youtube.com/watch?v=dUwn2VV-8Yw