Diario de un obrero: Moises Ramos Victoriano

Mí Día a Día

por Moises Ramos Victoriano

 

Con gratitud a mis padres

 

 

Antiguo Yaotlacatl 

 

Veo tus brazos sudando,

dándole esa tonalidad aceitunas a tu

piel que destaca a nuestra raza,

fuerte, invencible y con espíritu de jaguar,

desde tiempos inmensurables hemos derramado

            lágrimas y esfuerzo por el trabajo que desempeñamos,

un país de personas que se esfuerzan y

luchan por lo que les importa,

ese es México y la sangre que corre en nuestro cuerpo

nunca debe ser despreciada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ciudad de México, 18 de abril del 2016

 

 

 

 

 

Hoy mientras me bañaba como todos los días, con algo de prisa, porque es bien sabido por las personas como yo, un trabajador promedio, que el pecado de quedarte dormido 15 minutos más es una pena en el salario, la cual no puedo darme el lujo de tener, pero al verme en el espejo por un instante, por un simple instante, vi las arrugas que callan en mi cara y recordé lo poco que me falta para jubilarme, toda mi vida laboral ha sido común y corriente, pero en qué momento transcurrió tanto de mi vida, cuántas cosas he dejado ir, no puedo quejarme he obtenido tantas cosas y más, he podido darle a mi familia un hogar, un techo, un alimento, sin embargo recuerdo ese libro tan apreciado que leí en la preparatoria del gran escritor Benedetti, ¿cómo se llamaba?, ¡claro!, La tregua, me siento como el señor Santomé, no me encuentro en la misma situación, lo único que me identifica es el poco tiempo de jubilarme, sin embargo creo tengo un poco más de mérito, no tengo ese puesto de contador, ni ese salario y mucho menos una jubilación para vivir, mis hijos tiene que ir a la escuela y tienen que ser alguien en la vida, y no sea como yo, un simple obrero, pero hace mucho que no hablo con nadie conocido y recordando ese libro, inició este diario como un recurso para desahogarme un poco, quizá no escriba diariamente, pero espero aprovechar mis minutos a solas, ya veremos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ciudad de México, 19 de abril del 2016

 

 

 

 

 

Ayer Iniciando el diario, mencioné la penitencia del obrero, el llegar tarde cuesta mucho y a veces sólo a veces se toma en cuenta como un premio, desgraciadamente no tengo el premio y lo bueno es que tampoco me regresaron así que mínimo esta semana no me regañara Dolores y más porque Saúl mi hijo necesita zapatos nuevos, hasta ahora no puedo reprocharme, le estoy dando una educación, hoy, sin embargo desperté a tiempo, me bañe y Dolores mi mujer ya tiene mi desayuno, para mí esa mujer es más que un apoyo, para mí es el amor de mi vida y espero lo sepa le agradezco tanto, bueno, me voy, porque en esta ciudad donde cada vez hay más gente todo es un caos, ahora el D.F es más caótico y peligroso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ciudad de México, 20 de abril del 2016

 

 

 

 

 

Ayer cuando ya salía de casa recordé lo que escribí y regresé a abrazar y decirle Te amo a Dolores, al inicio se quedó estática, pero no tardó nada y me abrazó con fuerza y me dijo “Te amo loquito”, hace tanto que no me decía como cuando novios, y todo el día estuve recordando esa época, hasta que un compañero de trabajo se puso a hablar conmigo de que el sindicato está pidiendo $50 pesos más, no sé ni para qué, pero bueno, la tarde estuvo tranquila y ya en la tarde pudimos salir por un refresco y jugar una reta con los albañiles de enfrente, esos chicos están locos pero su portero el maestro siendo tan panzón se veía tan cómico como portero, nos ganaron y pagamos los refrescos, en vez del sindicato deberíamos hacer un equipo ¡jajaja!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ciudad de México, 21 de abril del 2016

 

 

 

 

 

Hoy fue un día pesado tuvimos que descargar mucho material, ni siquiera nos dio tiempo de salir a comer, lo que me ánimo y lo que hoy me hizo pensar en esas ilusiones de joven y que sinceramente nunca perdí, es que puede que México este sobrevalorado por todos pero puede ser mucho mejor en todos los ámbitos, ayer jugamos con estos chicos albañiles y hoy cuando vieron en sus salida que nosotros seguíamos trabajando nos echaron la mano y al terminar sin pensarlo dos veces volvimos a jugar, esta vez, nos dejamos ganar, nada más porque nos ayudaron ¡Jajaja! lo malo del día, aparte de no haber podido salir a comer y el exceso de trabajo… pero no el pago de esas horas extras… es que regreso el dolor de espalda por esa caída que tuve en el trabajo de hace años…¡no importa! ya llegué a casa y Dolores ya me esperaba, ahora escribo a su lado y digo que siempre vale la pena.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ciudad de México, 22 de abril del 2016

 

 

 

 

 

Llegué temprano hoy a casa, porque terminamos el trabajo temprano, no lo pensé y me vine a casa, estoy algo cansado y mañana sábado tengo que ir otra vez, porque el patrón así me dijo y ni uno iba a reclamar, así que bueno, tengo que descansar un poco, pero hoy lo que me puse a pensar fue que cuando iba en camino al trabajo, por la ventana vi como todos iban viendo al infinito, perdidos, cansados, en plena mañana, todos en un modo automático, en su rutina, uno que otro iba platicando con un conocido lo que me hizo pensar de nuevo en el motivo de este diario, hace mucho que no hablo con conocidos, creo que ya lo había escrito, pero mañana le marcaré a Jair a ver si llevamos a jugar a los niños, ya veremos que sale, pero mientras por hoy ya…ya fue suficiente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ciudad de México, 07 Noviembre del 2016

 

 

 

 

 

Hoy encontré estas páginas, hace 7 meses que no había escrito, porque ese sábado, me marcaron al trabajo y de forma cruda entre llantos me dieron la noticia, mi amigo Jair, ¡ese cabrón que conocí como un joven! ¡se había ido! ¡no lo pensé dos veces! ¡tuve que salir corriendo!… la primera persona que me marcó fue su mujer Andrea y después mi amada Dolores, fue un día muy desolado, extraño, en camino a su casa pasé por una cantina donde solíamos beber una copa, mis ojos se llenaron de lágrimas, de ese llanto de recuerdos qué saben… ¡no sólo tristeza!…me dijeron que al igual que yo ya se iba a jubilar…tuvo un accidente de trabajo…¡ mi amigo se fue!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

México

 

O guerrero común, que día a día sales a luchar

Que no te detiene frío, lluvia o enfermedad y

que todos ven como persona común,

siendo hombre o mujer siempre a trabajar,

das el corazón y pones en alto tu nación,

da tu amor.